Se trata de un procedimiento quirúrgico que corrige las alteraciones en la posición de los maxilares, cuando estas no pueden resolverse únicamente con ortodoncia. Se trata de una intervención que mejora tanto la función como la estética facial, y suele indicarse en casos de maloclusiones severas, asimetrías o dificultades respiratorias relacionadas con la estructura ósea.
Quienes buscan realizar una cirugía ortognática en Madrid suelen ser pacientes derivados por ortodoncistas, tras detectar que el tratamiento convencional no es suficiente. Esta intervención se planifica de forma conjunta entre el ortodoncista y el cirujano maxilofacial, quien es el profesional autorizado para llevarla a cabo. El trabajo coordinado entre ambos especialistas es esencial para asegurar una correcta alineación dental y una mordida funcional tras la operación.
Se realiza bajo anestesia general y requiere una preparación previa que incluye estudios de imagen, análisis clínicos, registros fotográficos y modelos digitales o físicos de la mordida. El procedimiento puede involucrar el maxilar superior, la mandíbula o ambos, según el tipo de problema que se busque corregir. En ocasiones, también se combinan otras técnicas como el injerto óseo o la cirugía del mentón, si el caso lo requiere.
Entre las indicaciones más frecuentes para este tipo de intervención están el prognatismo mandibular (cuando la mandíbula sobresale), la retrognatia (cuando la mandíbula está retraída), la mordida abierta o cruzada, y las asimetrías que generan desequilibrios estéticos o funcionales. Además de mejorar la oclusión dental, permite restablecer funciones como la masticación, el habla y la respiración.
Uno de los puntos clave para el éxito del tratamiento es la planificación digital, que permite simular el resultado final. Esto no solo facilita la ejecución del procedimiento, sino que permite visualizar los cambios esperados y entender con claridad el objetivo de la intervención. Las herramientas 3D y el diseño asistido por computadora son recursos habituales en clínicas especializadas.
El rol del cirujano maxilofacial es fundamental en todo el proceso. Este profesional, con formación específica en cirugía de cabeza y cuello, se encarga de realizar las osteotomías necesarias, mover los segmentos óseos, fijarlos con placas y tornillos de titanio, y garantizar la correcta cicatrización. “Tras la operación, es habitual que el paciente requiera un período de recuperación de varias semanas, en el que se recomienda una dieta blanda, control del dolor y seguimiento clínico periódico”, explican desde la Clínica del Dr. de la Peña.
En la mayoría de los casos, se realiza en adultos jóvenes, cuando el crecimiento óseo ya ha finalizado. Sin embargo, también puede indicarse en personas mayores, siempre que las condiciones de salud general lo permitan. El tratamiento ortodóncico pre y postquirúrgico suele extenderse durante varios meses y es parte esencial del proceso completo.
Además de los beneficios funcionales, muchas personas experimentan mejoras significativas en su autoestima y confianza personal después de la intervención. Esto se debe a que el procedimiento corrige alteraciones visibles del perfil que en algunos casos generan malestar psicológico o dificultades sociales. No obstante, los especialistas aclaran que esta intervención no es estética, sino funcional, y debe estar siempre indicada por criterios médicos.
Acceder a este tipo de tratamiento requiere evaluación profesional, diagnóstico preciso y expectativas realistas. La combinación de tecnología avanzada, planificación interdisciplinaria y seguimiento clínico riguroso es clave para obtener resultados satisfactorios. Contar con equipos capacitados y especializados mejora las posibilidades de éxito y reduce los riesgos asociados.